sábado, 4 de febrero de 2017

El mensaje “populista” de Juan el Bautista

Basado en la Prédica del 25/01/17 en Calvary Chapel Lince por Pastor Rick
Lucas 3: 1-20 



Era una época oscura para Israel, el Imperio Romano tenía su pie en el cuello del pueblo, los gobernaban con mano dura, los Zelotes atacaban de manera silenciosa desde su lado, pero solo le hacían cosquillas al imperio, los cobradores de impuestos se hacían ricos a expensas de sus propios hermanos, los fariseos solo buscaban figuretear y para colmo la corrupción era tal que ni siquiera el cargo de Sumo Sacerdote quedaba limpio pues dicen que había dos sacerdotes en esa época, Anas y Caifas, ambos con una reputación dudosa y despreciados por el pueblo, aparentaban servir a Dios, pero solo buscaban sus beneficios personales.

Es en medio de todo este caos que emerge una figura enigmática, un personaje extraño, solitario a quien le gustaba estar en el desierto, usar ropas extrañas y comer langostas mientras se preparaba para su misión y aprendía en ese lugar desierto y tranquilo a escuchar la voz de Dios.

Un día este personaje decidió dejar su anonimato y marcho hacia la orilla del rio Jordán, la gente se preguntaba quién era, no era un tipo bien arreglado, al contrario pelo largo sucio, barba crecida, usaba piel de camello como ropa y proclamaba un mensaje que traspasaba los corazones de las personas: ARREPIENTANSE

Como dije no era un mensaje popular, pero lo curioso es que a pesar de la dureza del mensaje, las personas se sentían atraídas y el continuaba y continuaba sin parar.

Fue tal la conmoción causada que los mismos fariseos vinieron a escucharlo, pero en vez de darles la bienvenida y adularlos como la mayoría hacía, les dijo unas palabras que nadie que no fuera él se hubiera atrevido a mencionar:

Generación de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que vendrá? Haced pues frutos dignos de arrepentimiento.

La gente se agolpaba a su alrededor, incluso venían cobradores de impuestos a quienes les decía que no cobren más de lo debido, a los soldados también les recordaba que no deberían de usar la violencia excesiva, que deberían de contentarse con su paga. En resumen les decía que deberían de arrepentirse, pero no solo eso, debían mostrar los frutos de ese arrepentimiento de manera fehaciente (similar a lo que tiempo después enseñara un tal Santiago)

Este personaje no solo predicaba sino que también bautizaba a las personas, el bautizo se practicaba desde hace algún tiempo atrás, pero nunca con el significado con que nuestro amigo lo hacía.

El bautismo era además un signo de humillación, públicamente mostrabas al mundo que eras un pecador y que querías y necesitabas de una nueva dirección para tu vida.

Las personas empezaban a pensar que tal vez este enigmático personaje podría ser el Mesías, tal vez a él se le cruzo por la cabeza afirmar que así era, un poco de popularidad no le caería mal a nadie, total no había nada de malo en el asunto. Pero no pensó de esa manera, todo lo contrario, con una seguridad total, afirmo no solo que no era el Mesías, sino que el Mesías vendría pronto y que él no era digno de ni siquiera atarle los cordones de sus sandalias, se tragó su orgullo y le dio la Gloria a quien se la merecía.

Este pues era el mensaje de nuestro personaje, un mensaje aparentemente nada popular que no les decía a las personas lo que querían escuchar, sino lo que necesitaban escuchar, un mensaje de juicio, pero a la vez de esperanza… Siempre hay una salida solo hay que mirar hacia arriba y dejar atrás el camino que seguíamos hacia nuestra destrucción.

Cuanto necesitamos a personas con este mismo corazón, este mismo fuego hoy en día, regresar a la senda antigua y hablar el verdadero mensaje sin maquillaje ni nada de eso, directo al corazón y sin temor al que dirán, al rechazo, o tal vez al extremo de perder la cabeza por ello.



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